El temporal que azotó Bahía Blanca dejó al menos 16 muertos, entre ellos Nelson Javier Zinni, un periodista de 48 años reconocido por su amor por la música y su inmensa colección de vinilos.
Un gesto solidario en medio de la tragedia
Durante la tormenta, Zinni intentó destapar un desagüe para ayudar a sus vecinos, pero fue arrastrado por la corriente. En solo 12 horas, cayeron casi 400 milímetros de agua, provocando una inundación sin precedentes que destruyó viviendas y autos.
Nelson Zinni era periodista, empleado municipal y conductor de "Con ruido a púa", un programa de radio en LU3 Bahía Blanca dedicado a la música en vinilo. Estudió guitarra y Periodismo en el Instituto Superior en Ciencias de la Comunicación Social. Junto a su pareja, adoptó a un niño.
Poco a poco, transformó su casa en un verdadero museo del sonido. Su colección incluía más de 20 mil discos, además de casetes, cintas abiertas, discos de pasta, acetatos, CDs y DVDs. "No llevo una cuenta exacta, pero hay de todo: música, radioteatros, discursos políticos, publicidades, reportajes y entrevistas", contó en una entrevista con La Nueva.
LU3, la radio donde trabajaba, lamentó su fallecimiento en redes sociales:
"Lamentamos informar el fallecimiento de nuestro querido compañero Nelson Zinni, un apasionado de la radiofonía en el cual destacaba con su programa 'Con ruido a púa'".
En X, un amigo lo recordó con emoción:
"QEPD Nelson Zinni, se lo llevó la tormenta, no tengo dudas de que ayudando a alguien. Gran persona, atento, fanático único de los discos, adoptante de un niño grande, loco lindo, familia de buena gente".
Aún no se conocen con certeza las circunstancias de su muerte, pero en redes sociales aseguran que su destino estuvo marcado por un acto heroico de solidaridad. En solo seis horas, la tormenta descargó 300 milímetros de agua, desbordando arroyos y canales, y convirtiendo las calles en verdaderos ríos. En cuestión de minutos, cientos de casas quedaron bajo el agua.
Nelson Zinni tenía una profunda admiración por Carlos Gardel, y entre las joyas de su colección destacaban una vitrola patentada en 1906, que había pedido como regalo de cumpleaños a su padre, y un cilindro de Thomas Alva Edison, el antecesor de los discos de pasta.
"Es como un rollo de papel con surcos. Se ponía en un aparato y la púa largaba el sonido", explicaba con entusiasmo sobre su preciada pieza.
Su amor por la música lo convirtió en un experto en identificar sonidos. Podía determinar con precisión cuándo y dónde se grabó un disco, bajo qué sello y qué estilo lo caracterizaba.
"El coleccionista tiene que saber lo que tiene. Yo sé cuándo suena una orquesta y por qué tiene ese estilo. Por ejemplo, ese es Alfredo De Ángelis, porque en la orquesta predomina el violín", explicaba con pasión.
Consciente del valor de su archivo, Nelson soñaba con que su colección trascendiera:
"Me gustaría que alguien los conserve y les dé el mismo valor que yo les di durante mi vida. Cuando yo no esté, no voy a saber qué pasa, pero mi idea es que no se tiren".
Además, destacaba la importancia de compartir su material con quienes lo necesitaran:
"Si se venden, que sea con la idea de conservarlos. Y si los conservan, que les den una utilidad para ayudar a quienes necesiten algo. He ayudado a muchas personas que buscaban algo en mi archivo para un trabajo de historia o de otro tipo, y hemos rescatado cosas que a la gente le pueden ser útiles".
Ese espíritu solidario, el mismo que lo llevó a ayudar en medio del temporal, es el que hoy lo convierte en una figura inolvidable.