En sus últimas semanas como intendente, Carlos Arroyo decidió darle prioridad a un viejo reclamo personal de su pareja, la también subsecretaria de Educación municipal, Susana Rivero: arreglar la calle frente a su casa, no el barrio, sino la cuadra donde reside la mujer y madre de otros tres funcionarios incorporados por el jefe comunal a la gestión con cargos jerárquicos. Curiosamente se trata de la única obra de vialidad en todo Parque Luro, para la cual debieron interrumpirse tareas en otro frente de obra.
Una retroexcavadora, dos camiones “almejeros”, una minicargadora y entre seis y ocho empleados del Ente Municipal de Vialidad y Alumbrado (Emvial) trabajan a destajo hace algunos días en Strobel al 3800.
La obra no consiste en un simple recapado del asfalto, sino que se ejecuta en profundidad para reconstruir la calle y avanza “a muy buen tiempo” para terminarla “cuanto antes”. Hacía tiempo que no se intervenía la zona. Sin embargo, no está previsto con claridad seguir ejecutando reparaciones en este barrio, donde muchas de las calles se presentan en un estado mucho más intransitable que ésta.

En comparación a la gran mayoría de las calles en deplorable estado distribuidas en gran parte de Mar del Plata, Strobel entre Dardo Rocha y Ricardo Gutiérrez no presenta un deterioro extremo, aunque sí registraba “un desnivel importante”, según explicaron autoridades del Emvial.

Si bien hace años que -como en tantísimos barrios- los vecinos de la zona reclaman por el mantenimiento de las calles, curiosamente -o no- el despliegue de maquinarias se concentra en la cuadra donde reside la pareja del intendente Carlos Arroyo, cuyos tres hijos forman parte del polémico engrosamiento de la planta municipal, escándalo que sacude política y judicialmente a la gestión.