No es raro ver al famoso carnicero turco trabajando en alguno de sus lujosos restaurantes o, también, haciendo ejercicio, viajando y compartiendo su día a día. Y es que, desde que se popularizó por su famoso gesto echándole sal a un corte de carne, sus números en redes comenzaron a crecer sin control.
Sin embargo, detrás del lujo, el éxito y el dinero, hay una historia de mucho trabajo, pobreza y humildad. Ahora, a sus casi 40 años de edad, pudo forjar la leyenda de internet que es hoy en día.
Vida y obra de ‘Salt Bae’
Nusret Gökçe, nombre de pila del cocinero, nació en Erzurum, Turquía, el 9 de agosto de 1983 en el seno de una familia kurda. Hijo de un minero y hermano de otros cuatro hijos, vivió una infancia compleja, pues la situación económica en casa no daba abasto para una familia tan grande.
Sin embargo, la familia Gökçe tuvo la esperanza de que iban a salir de la pobreza si buscaban nuevos aires, por lo que se mudaron a Estambul, cuando Nusret tenía tan solo dos años de edad.
Ya radicados en Estambul, vivieron con lo justo durante mucho tiempo. No obstante, a los 12 años, el joven Nusret fue retirado del colegio debido a que el dinero ya no alcanzaba para seguir pagando sus estudios.
Fue con 13 años que obtuvo su primer trabajo, cuando lo contrataron en una carnicería en el distrito de Kadıköy. Fue ahí en donde comenzó a sentir interés por trabajar en el mundo de las carnes y los asados.
Desde entonces, estuvo trabajando con distintos cocineros, cada vez más famosos, durante 10 años. Los chefs, por su parte, estaban fascinados con Nusret, pues era una máquina de trabajo, capaz de laborar durante 18 horas al día, y esa disciplina fue lo que lo recompensó en el futuro.
Mi hogar es el mundo
‘Salt Bae’ estuvo trabajando en un famoso restaurante en Estambul hasta el año 2007, cuando se lanzó a una aventura solo con el objetivo de seguir aprendiendo sobre la cultura de la carne, por lo que, con muy poco dinero, decidió viajar a Argentina.
En el país gaucho fue donde logró pulir aún más sus conocimientos culinarios, lo cual fue su único interés. También hizo esfuerzos para viajar a los Estados Unidos y Japón, pues estaba tan empedernido por aprender que estaba dispuesto a trabajar gratis con tal de cumplir con sus objetivos.
Luego de esa aventura, regresó a Turquía sin empleo. Sin embargo, hizo esfuerzos por abrir un nuevo negocio de comida. Ya era hora de aplicar todo lo que aprendió en el extranjero, pero necesitaba dinero.
Es en ese momento que aparece Mithat Erdem, un amigo suyo, y aporta el primer capital semilla de lo que se convertiría en un imperio de la carne a nivel regional y, posteriormente, mundial.
El aprendizaje adquirido por Nusret dio sus frutos: al restaurante le estaba yendo de maravilla, al punto que pudo pagarle la deuda a su socio a los seis meses. No obstante, Nusret tenía responsabilidades financieras que atender y el éxito de su establecimiento, con el tiempo, le permitió sanearlas.
El grupo inversionista turco Doğuş Group se acercó al carnicero en el año 2009, comprando la mayoría de las acciones de su restaurante, pues Nusret aún necesitaba un empujón económico para mantener su negocio, requería de más inversión.
El grupo se las quedó hasta el 2012, cuando Nusret por fin tuvo el suficiente dinero para recuperar la propiedad de su local, el cual, en ese momento, ya contaba con 400 empleados.